Crianza positiva en momentos críticos: cómo apoyar a la primera infancia cuando más nos necesitan
- UPV/EHU
- 7 jul
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 28 jul
Convertir los momentos estresantes en oportunidades para la conexión
Toda familia pasa por momentos difíciles, ya sea un gran cambio de vida como una mudanza, la llegada de una nueva criatura, una enfermedad o las oleadas emocionales del crecimiento. Estos momentos pueden ser caóticos y abrumadores, pero también ofrecen una oportunidad única: conectar más profundamente y ayudar a construir una fuerza emocional duradera.
La crianza positiva en momentos críticos consiste en estar presente, no con soluciones perfectas, sino con empatía, presencia y corazón tranquilo.
¿Qué son los "momentos críticos" de la infancia?
Los momentos críticos son períodos de estrés, transición o trastorno emocional.
Empezando una nueva escuela
Experimentar separación o conflicto familiar
Adaptándose al nacimiento de un/a hermano/a
Afrontar una enfermedad o una pérdida en la familia
Estos acontecimientos pueden sacudir la sensación de seguridad y rutina de una criatura, ya que a menudo provocan cambios de comportamiento: apego, rabietas, silencio o regresión.
En lugar de preguntar "¿Qué les pasa?", intenta preguntar:
"¿Qué necesitan de mí ahora mismo para sentir seguridad y conexión?"
Este cambio de perspectiva es el corazón de la crianza positiva.
Principios clave de la crianza positiva durante los momentos difíciles
A continuación, te explicamos cómo puedes aportar conexión y seguridad emocional incluso a los momentos más difíciles:
1.
Estar emocionalmente presente
No se precipite a arreglarlo o distraerlo. Acepte sus sentimientos. Que se sienta libre de llorar, enfadarse o sentir miedo, sin intentar que se detenga.
«Estoy aquí. Veo que esto es muy difícil para ti.»
Tu presencia tranquila envía el mensaje: "Cuentas con mi soporte".
2.
Mantener las rutinas estables
Durante los trastornos, los rituales familiares se convierten en anclas emocionales. Leer un cuento antes de acostarse, comer en familia o abrazos matinales aportan una sensación de normalidad y seguridad.
3.
Comunicarse con empatía
Cuando las emociones están a flor de piel, la conexión importa más que la corrección. Prueba:
«Veo que esto no es fácil. Lo resolveremos en equipo.»
En vez de: "¡Deja de hacer esto!"
La empatía no excusa el mal comportamiento, pero sí que crea espacio para la comprensión y la resolución de problemas.
4.
Enseñar herramientas sencillas de afrontamiento
Modelo de autorregulación: respiraciones profundas, etiquetar los sentimientos o utilizar un espacio de calma. Cuando se ve que te enfrentas a las cosas, aprenden a hacer lo mismo.
Trate de practicar: "Respiramos tres veces en conjunto" o "¿Puedes nombrar lo que sientes ahora mismo?"
5.
Lidera con amor, no con miedo
No hace falta resuelvas todo de manera perfecta, sólo que estés presente. Incluso si no sabes exactamente qué hacer, mantenerte emocionalmente disponible es lo que realmente importa.
Por qué funciona: la ciencia de la conexión segura
Las investigaciones muestran que cuando en la primera infancia la persona se siente apoyada emocionalmente durante momentos difíciles:
Desarrolla una regulación emocional más fuerte
Es menos propensa a tener problemas de ansiedad o comportamiento
Construye mejores relaciones y autoestima
¿El resultado? Una criatura que se siente profundamente visto y apoyado, incluso en el caos, se convierte en una persona adulta que sabe cómo afrontar la vida con confianza y resiliencia.
Reflexión final: cada reto es una oportunidad para conectar
No siempre tendrás las respuestas. Y esto está bien. Lo más importante es mostrar empatía, incluso cuando la vida parece complicada.
Cuando su criatura se siente desbordada, su presencia —tranquila, constante y amorosa— puede ser el ancla que más necesita.








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