Crianza positiva y sostenibilidad: criar personas conscientes en un mundo cambiante
- UPV/EHU
- 7 jul
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 28 jul
¿Puede la crianza ayudar a salvar el planeta?
¿Qué pasaría si la forma de crianza hoy pudiera ayudar a forjar un futuro mejor, no sólo para ellos sino para el mundo que heredarán?
En una época marcada por el cambio climático, la agitación social y la incertidumbre global, las familias suelen preguntarse: ¿Para qué futuro estamos preparando a nuestras criaturas? La respuesta empieza en casa. A través de una crianza positiva, podemos aportar a criar personas emocionalmente seguras, sino también profundamente conscientes, responsables y prestas para cuidar tanto de las personas como del planeta.
Exploremos cómo los valores sustentables y la crianza positiva van de la mano, y cómo pequeñas decisiones en el hogar pueden crear un impacto global duradero.

Por qué la sostenibilidad comienza con la forma de crianza
La sostenibilidad no se trata solo de lo que compramos o reciclamos. Se trata de:
Cómo pensamos sobre los recursos
Cómo nos relacionamos con las demás personas
Cómo cuidamos nuestro futuro compartido
La crianza positiva se centra en la conexión, la empatía y la visión a largo plazo, valores que reflejan la esencia de la sostenibilidad. Al mostrar compasión, responsabilidad y sentido de pertenencia durante la crianza, también formamos a futuras personas creadoras de cambios: personas que valorarán la comunidad, la justicia y el cuidado del medio ambiente.
Las criaturas no solo aprenden de lo que decimos. Aprenden de cómo vivimos.
Cinco maneras de practicar la sostenibilidad a través de la crianza positiva
Así es como sus interacciones cotidianas pueden enseñarle a amar el mundo y protegerlo:
1.
Modelo de consumo consciente
La primera infancia tiene la característica de ser observadores entusiastas. Elija artículos reutilizables, reduzca el plástico y explíqueles por qué:
“Estamos usando esta bolsa nuevamente porque es mejor para la Tierra”.
Permíteles ver que usted toma decisiones bien pensadas e invíteles a participar en la conversación.
2.
Conectar acciones con valores
Las reglas son importantes, pero los valores son más profundos. En lugar de simplemente decir:
“¡Cierra el grifo!”
Prueba: “El agua es preciosa: la compartimos con las personas, los animales y las plantas”.
Esto ayuda a desarrollar empatía y comprender por qué sus decisiones son importantes.
3.
Desarrolle la responsabilidad a través de hábitos simples
Deja que participen en el proceso: pueden clasificar los materiales reciclables, regar las plantas o ayudar a preparar las sobras. Estos pequeños gestos cotidianos les enseñan autonomía y cuidado.
Ventaja: les encanta sentirse útiles y “personas adultas”.
4.
Cultivar la empatía hacia el panorama general
La crianza positiva enseña a tener en cuenta los sentimientos de los demás seres, y eso incluye a todos los seres vivos.
A través de historias, paseos por la naturaleza y conversaciones honestas, ayúdeles a ver cómo sus acciones afectan el mundo que les rodea.
“Ese pájaro necesita aire limpio, igual que tú y yo”.
5.
Hazlo de manera lúdica
La sustentabilidad no tiene por qué ser algo serio: puede ser una alegría.
Construye juguetes con materiales reciclados
Cocina comidas creativas con las sobras
Cambia el tiempo frente a la pantalla por “tiempo verde” al aire libre
El juego crea recuerdos y valores que perduran.
El efecto dominó: crianza responsable para el planeta
Criar a alguien consciente y sensible no sólo es bueno para la familia: es bueno para el mundo.
Cuando criamos con presencia, empatía y propósito, estamos sentando las bases para una generación que:
Se preocupa por los demás seres vivos
Entiende su impacto
Se siente capaz de hacer una diferencia.
No necesitas hacer las cosas de manera perfecta. Solo necesitas ser intencional. Cada pequeña decisión suma. Cada conversación importa.
Reflexión final: El futuro empieza en casa
El camino hacia un futuro más sostenible comienza con las relaciones que construimos en casa. Al combinar la base emocional de una crianza positiva con decisiones sostenibles cotidianas, criamos personas que no solo son amables y resilientes, sino también conformamos una ciudadanía consciente del mundo.
No es necesaria la perfección. Simplemente mantenerse presente, intencional y con apertura a aprender en familia. Cada conversación compartida, cada decisión para reducir el desperdicio, cada gesto de cariño, suma.
La crianza es una inversión a largo plazo. Y cuando la alineamos con la sostenibilidad, estamos haciendo algo radical y esperanzador: estamos criando una generación que no solo sobrevive en el mundo, sino que se esfuerza por mejorarlo.








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