Disciplina positiva con primera infancia: recompensas correctas sin sobornos

Cómo fomentar el buen comportamiento sin dulces, juguetes ni amenazas

Si alguna vez le has prometido una galleta a tu criatura solo para que se ponga los zapatos, o le has ofrecido un juguete para calmar una rabieta, no fuiste la primera persona en hacerlo. Estos momentos son parte de la crianza.

Pero no todas las recompensas ayudan a largo plazo. Los sobornos pueden comprar una cooperación rápida, pero no enseñan habilidades duraderas. La disciplina positiva ofrece un mejor camino: guiar con empatía, establecer expectativas claras y usar recompensas respetuosas y basadas en la conexión que fortalezcan la confianza entre vosotros desde adentro hacia afuera.

Entendiendo a la primera infancia (y por qué parecen “ponerte a prueba”)

Las infancias no se portan mal a propósito; están aprendiendo. Cada rabieta, cada "no" y cada desafío es su forma de descubrir:

• ¿Qué está permitido?

• ¿Qué pasa cuando siento grandes sentimientos?

• ¿Cómo responde la gente cuando intento algo nuevo?

La disciplina positiva ve estos momentos no como batallas, sino como oportunidades para enseñar, conectar y guiar.

Recompensas saludables que funcionan y por qué son importantes

En lugar de depender de dulces o del tiempo frente a la pantalla, pruebe recompensas que fomenten:

• Motivación intrínseca

• Resiliencia emocional

• Relaciones positivas

Aquí hay cinco formas respetuosas de recompensar a su criatura:

1.

Atención positiva

Observa el buen comportamiento y dilo en voz alta:

Esperaste tu turno con tanta paciencia. ¡Qué amable!

Su atención es uno de los motivadores más poderosos que tiene la primera infancia.

2.

Afecto y conexión

Nunca subestimes el valor de un abrazo o de un "choca esos cinco". Esto le demuestra que su esfuerzo importa y que sientes orgullo, sin necesidad de juguetes.

3.

Lenguaje alentador

Concéntrese en el esfuerzo, no en los resultados:

¡Te esforzaste mucho para guardar tus juguetes! ¡Eso demuestra responsabilidad!

Esto desarrolla la autoestima y le enseña a sentir orgullo propio por intentarlo, no solo de tener éxito.

4.

Tiempo especial como recompensa

Ofrezca de 5 a 10 minutos de juego concentrado como recompensa por la cooperación:

“Después de cepillarte los dientes, leeremos tu cuento favorito”.

Esto convierte los momentos de rutina en momentos de unión y le da algo que esperar con ilusión.

5.

Opciones empoderadas

Ofrezca opciones pequeñas y significativas después de un comportamiento positivo:

“Ayudaste a limpiar. ¿Ahora quieres dibujar o jugar con bloques?”

Las opciones dan una sensación de control y refuerzan sus acciones positivas.

Por qué los sobornos resultan contraproducentes (y qué hacer en su lugar)

Los sobornos —"Si haces esto, recibirás aquello"— pueden generar obediencia a corto plazo, pero también enseñan a actuar solo por recompensas. Con el tiempo, esto puede:

• Reducir la automotivación

• Aumentar las luchas de poder

• Dar lugar a demandas de sobornos mayores y más frecuentes

La disciplina positiva se centra en la conexión, no en el control. Les enseña por qué el comportamiento es importante, no solo lo que obtienen de él.

Reflexión final: La primera infancia necesita relaciones, no recompensas

Tu criatura no necesita un premio para crecer: te necesita a ti.

A través de la presencia, la paciencia y los elogios intencionados, puedes:

• Fomentar la cooperación sin luchas de poder

• Enseñar la autorregulación a través de la empatía

• Construir una base sólida de confianza y seguridad emocional

La disciplina es enseñar, no castigar. Y cada recompensa es una oportunidad para conectar, no para controlar.